La autoestima se define como la consideración y aprecio que uno tiene por sí mismo. Se relaciona con el autoconcepto, que es la imagen que uno tiene sobre sí mismo.
Las experiencias que vivimos y las personas con las que nos relacionamos a lo largo de nuestra vida van conformando nuestra personalidad y, por consiguiente, construimos un concepto de nosotros mismos, que puede ser más o menos positivo.
La valoración sobre nosotros mismos, esto es, nuestra autoestima, afectará a nuestra personalidad y a nuestro estado de ánimo. Los niños con alta autoestima serán niños más confiados, seguros de sí mismos, con mayor tolerancia a la frustración, perseverantes y resistentes al mundo.
Los niños con una baja autoestima, por el contrario, serán más vulnerables a las críticas y las opiniones de los demás, lo que afectará a su estado de ánimo. Serán niños con menor confianza en ellos mismos.
La autoestima es un elemento básico en el desarrollo del niño, por lo que es importante detectar de forma temprana si está habiendo algún problema en este sentido. Tu hijo podría tener problemas de autoestima si:
Es muy importante que los niños construyan una autoestima fuerte y una personalidad resistente, ya que esto les preparará para afrontar los altibajos de la vida de forma más funcional y adaptativa. Los niños con más autoestima serán más seguros y confiados, creando una “barrera” más fuerte que les protegerá del mundo.
Desde la psicología podemos intervenir en aquellos niños con problemas de autoestima, evaluando la causa que subyace a la falta de autoestima y proponiendo diferentes técnicas en colaboración con la familia para que el niño desarrolle recursos y herramientas propias.