06 Abr Cuando sientes que pierdes el control
Muchas son las personas que alguna vez en su vida han tenido un ataque de pánico. Es muy probable que la primera vez que experimentaron los síntomas sintieran un gran temor y no es extraño que llegaran a ir al hospital, puesto que las sensaciones que aparecen son muy desagradables y son interpretadas como signo de una enfermedad grave.
El ataque de pánico
El ataque de pánico también es conocido como “crisis de ansiedad”, “crisis de pánico”, etc. Cuando solemos hablar de esto, normalmente a la gente le viene a la cabeza la típica imagen de alguien agarrándose el pecho o respirando dentro de una bolsa.Un ataque de pánico consiste en la aparición repentina de una gran cantidad de ansiedad.
La ansiedad es una reacción que nuestro organismo pone en marcha cuando detecta una amenaza y nos prepara para luchar o para huir. La ansiedad es adaptativa porque nos protege ante las amenazas del medio. Sin embargo, a veces la ansiedad se dispara ante situaciones que no son peligrosas o no lo son tanto como pensamos, es entonces cuando diríamos que estamos ante un trastorno de ansiedad.
El porcentaje de personas que sufre ataques de pánico fluctúa entre el 1,5 y el 3,5 de la población general. La edad de inicio se sitúa entre los 18 y los 35 años (adultos jóvenes) y suele ser más frecuente en mujeres.
El ataque de pánico se caracteriza por una amplia variedad de síntomas. Es frecuente que la persona relacione los síntomas que padece con determinadas enfermedades (por ejemplo, con un tumor cerebral) o con resultados catastróficos, como morir, volverse loco o perder el control. Cuando se tiene un ataque de pánico, simultáneamente aparecen una serie de pensamientos como por ejemplo, “me está dando un infarto”, “me estoy muriendo”, “me voy a volver loco”, “algo malo me está ocurriendo”, “me voy a desmayar”. Para evitar estos resultados temidos estas personas ponen en marcha algunas estrategias para sentirse seguro y aliviar el malestar que les ocasionan estas sensaciones.
En psicología, estas conductas que realiza el sujeto para evitar que las cosas que teme ocurran se llaman conductas de seguridad. Estas conductas de seguridad a corto plazo hacen que disminuya la ansiedad y por consiguiente que la persona se sienta mejor. Sin embargo, a largo plazo provoca que el problema se mantenga y se consolide en el tiempo.
El mantenimiento del problema se produce porque siempre que la persona tenga estas sensaciones que le generan miedo pondrá en marcha estas conductas que le hacen sentir seguro. Por un lado, aprendemos a repetir esta secuencia (notar sensaciones-interpretarlas como algo catastrófico- conductas de seguridad que nos pongan a salvo) Esto hace que la persona automatice esta manera de actuar, ya que el cerebro etiqueta estas sensaciones como peligrosas y como ejecutar estas conductas nos alivia a corto plazo, tendemos a repetirlas, haciendo que se consolide el aprendizaje. Además, si siempre emitimos estas conductas de seguridad impedimos que el sujeto compruebe que estas sensaciones que nota en realidad no son peligrosas y que el desastre que teme que vaya ocurrir, como por ejemplo, el infarto, en realidad no ocurre. Es decir, aprendemos que estas sensaciones son peligrosas y que debemos hacer algo para evitarlas o al menos para disminuirlas, y de esta manera reafirmamos la creencia de que es peligroso.
Para entenderlo un poco mejor, vamos a ir explicando los síntomas del ataque de pánico, la interpretación que hace el paciente de estas sensaciones y cuáles son las medidas que estos pacientes suelen llevar a cabo para sentirse mejor.
Uno de los síntomas más comunes es la taquicardia o las palpitaciones. La persona percibe que su corazón bombea más rápido y más fuerte. También hay personas que dicen que de pronto notan que su corazón da un vuelco o que de repente comienza a notar que su corazón bombea más fuerte en alguna de sus palpitaciones. Todo ello junto con otras sensacionescomo la opresión en el pecho, brazos y/o pinchazos produce que la persona piense que su corazón no funciona de una manera adecuada y que se está sufriendo un ataque al corazón.
Cuando una persona comienza a notar estas sensaciones desagradables pone en marcha unas conductas de seguridad que como hemos dicho anteriormente, le generan alivio a corto plazo, pero mantienen el problema a largo plazo. Las conductas de seguridad más comunes entre los pacientes suelen ser, intentar relajarse a través de respiraciones, sentarse, ir al hospital, tomar algún tipo de medicación.
No es infrecuente que la persona evite ciertas situaciones donde sabe que estas sensaciones podrían aparecer como por ejemplo, practicar ejercicio físico, mantener relaciones sexuales, etc.
Otro síntoma que la gente informa es la sensación de ahogo o falta de aire, el sujeto intenta respirar más profundamente y percibe que no puede. Cuando se nota esta sensación la persona interpreta que se va ahogar y podría perder el conocimiento y morir. Para aliviar este malestar la persona pone en marcha sus conductas de seguridad como por ejemplo, beber agua, sentarse cerca de las ventanas, abanicarse, etc. Y como en el caso anterior,puede incluso evitar ir a sitios donde sabe que podría tener estas sensaciones como estar en sitios muy concurridos.
El mareo es otra sensación que se da en el ataque de pánico. La persona comienza a detectar que se está mareando y piensa que en cualquier momento podría desmayarse y perder el conocimiento. A veces, cuando se experimentan estas sensaciones se puede pensar que se está sufriendo un accidente cerebro-vascular. Para sentirse mejor la persona se apoya en la pared, intenta caminar sólo en lugares donde hay una pared donde pueda sostenerse, sentarse, procurar salir siempre acompañada, etc.
Otros de los síntomas son: calor, sudor, sofocos, visión borrosa, parestesias y/o hormigueo en algunas zonas del cuerpo, temblor, nauseas, dolor abdominal, despersonalización (la persona se percibe como distanciada de sus procesos cognitivos, como si fuera un espectador de lo que le está sucediendo).
Aunque las sensaciones que produce un ataque de pánico sean desagradables y produzcan gran temor en aquellos que lo experimentan, no son peligrosas.
Desde la terapia, los psicólogos nos interesamos por cuáles son las sensaciones que el paciente experimenta, ya que no todas las personas notan las mismas sensaciones, sino que puede que seamos especialmente sensibles a un grupo de ellas. Después les explicamos el porqué de estas sensaciones, cuál es su valor biológico y por qué se disparan aparentemente porque sí.
Cabe recalcar que los problemas de ansiedad no desaparecen si no les hacemos frente, puede que tengamos periodos de mejoría, sin embargo, si no logramos superarlos corremos el riesgo que reaparezcan y que se generalicen a otras situaciones que en un principio no nos dan miedo.
Desde la corriente cognitivo-conductual existen tratamientos establecidos para el pánico. En terapia podemos mostrarte por qué tienes estas sensaciones y cómo hacer frente a aquello que temes.
No dudes consultar si tienes este problema o uno similar.
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