Cómo prevenir el Abuso Sexual Infantil en 6 pasos

Cómo prevenir el Abuso Sexual Infantil en 6 pasos

Para evitar que nuestros hijos se conviertan en víctimas de ASI, es necesario que aumentemos nuestro conocimiento sobre el problema, que hablemos abiertamente de ello con nuestros hijos y que desarrollemos herramientas y recursos con ellos para actuar de forma rápida ante el menor indicio de abuso.

Los abusos sexuales hacia los niños son un problema frecuente que afecta a una gran parte de la población infantil. Es necesario que conozcamos más sobre este tipo de maltrato hacia la infancia y que entendamos cuáles son las mejores formas para prevenirlo.

¿Qué es el Abuso Sexual Infantil (ASI)?

El Abuso Sexual Infantil (ASI) se podría definir como cualquier conducta sexual que un adulto realiza hacia un menor, o que se produce entre dos menores cuando uno ejerce poder sobre el otro bien sea  mediante la fuerza, coacción o persuasión. A pesar de que la sociedad sigue creyendo que la violencia sexual hacia los niños representa casos aislados y se produce en ámbitos alejados de su realidad, lo cierto es que esto no es así. El ASI es una forma de maltrato infantil altamente frecuente, encontrando que una de cada cuatro niñas y uno de cada siete niños menores de diecisiete años sufre abusos sexuales en España, la mayor parte de ellos en el entorno familiar.

A continuación podemos observar una serie de conductas consideradas como abuso sexual. Dichas conductas pueden presentarse aisladas y/o combinadas, y pueden producirse una vez, varias o de forma continua:

  • Tocamiento de los genitales del niño/a o adolescente por parte del abusador.
  • Tocamiento de otras partes del cuerpo del niño/a o adolescente por parte del abusador.
  • Engaño, incitación o forzamiento para que el niño toque los genitales del abusador.
  • Penetración vaginal o anal, o intento de ella, por parte del abusador, ya sea con sus propios genitales, otras partes del cuerpo (dedos) u otros objetos (juguetes sexuales, palos).
  • Contacto bucogenital entre el abusador y el niño/a o adolescente.
  • Exposición del menor a ver material pornográfico.
  • Exhibición de los genitales u otras partes del cuerpo por parte del abusador hacia el niño/a o adolescente.
  • Utilización del niño para la elaboración de material pornográfico (películas, vídeos, fotos).
  • Explotación sexual del niño/a o adolescente.

Para evitar que nuestros hijos se conviertan en víctimas de ASI, es necesario que aumentemos nuestro conocimiento sobre el problema, que hablemos abiertamente de ello con nuestros hijos y que desarrollemos herramientas y recursos con ellos para actuar de forma rápida ante el menor indicio de abuso.

Consejos para prevenir el ASI

 

Crea un clima de confianza y aceptación

Para prevenir que tu hijo/a sufra abusos sexuales, es fundamental que crezca en un entorno en el que se le valore, se le escuche y se le acepte incondicionalmente. Esto hará que el niño os considere sus figuras de seguridad, y acudirá a vosotros cuando le ocurra algo que le haga sentir incomodidad, extrañeza o miedo. Es necesario que nos mostremos accesibles para hablar y escuchar, y que le hagamos entender que sus sentimientos y vivencias son importantes para nosotros.

Educación sexual temprana

Desde bien pequeños es fundamental que les enseñemos a conocer su propio cuerpo y el de los demás, aprendiendo a diferenciar qué le gusta que le hagan y qué no, qué partes del cuerpo son suyas, qué partes son de los demás, cuáles se consideran privadas, etc. De esta manera tu hijo aprenderá a poner nombre a su propia estructura corporal, a establecer límites entre el propio cuerpo y el de los demás, y a diferenciar las caricias agradables de las que no lo son. Todo esto se puede hacer con juegos de cosquillas, juguetes educativos sobre el cuerpo humano, etc.

Enséñale a decir NO… y respétale cuando lo haga

Sí, está claro que el NO es una palabra que los niños pequeños dicen mucho, y que no podemos dejarles hacer lo que quieran. Si dice que NO quiere recoger sus juguetes, hemos de enseñarle la importancia de esta acción, y establecer acuerdos con él o ella para que asuma sus responsabilidades. Sin embargo, hemos de respetar sus decisiones cuando éstas implican a su propia privacidad o a su propio cuerpo. Por ejemplo, no obligar a dar besos o abrazos si no quieren, o respetando su espacio cuando no quieren que les toquemos o acariciemos. De esta manera, le damos a entender que él es dueño de su propio cuerpo, y que es importante que él o ella decidan sus propios límites. También es importante dejar claro que él tampoco tiene por qué rebasar los límites que pongan los demás.

Enséñale la diferencia entre respeto y obediencia

En muchas ocasiones, la persona que abusa del niño pertenece a su entorno más cercano, por lo que es muy probable que sea algún familiar o profesor, adultos a los que, en teoría, debemos hacer caso. Es importante que coloquemos al niño en una situación de pleno derecho, consensuando las normas con él y llegando a acuerdos mediante la negociación, evitando que nos obedezcan ciegamente. De esta manera podemos enseñarle a actuar en base a unas reglas y límites, pero respetando sus decisiones. Hemos de evitar afirmaciones como “tienes que hacer todo lo que el profesor te diga”, o “los niños no ponen las normas, tienen que hacer caso a los adultos”. El niño puede aprender que no tiene el poder de poner sus propios límites y de tomar sus decisiones, por lo que si un adulto quiere abusar del niño, realmente éste aceptará que ha de “hacerle caso”. Al fin y al cabo… ¿no es lo que le hemos enseñado?

Secretos buenos y secretos malos

Es evidente que una persona tiende derecho a no compartir todo lo que piensa o hace con los demás. También es cierto que, durante la infancia, la habilidad para guardar secretos entre iguales es muy valorada e incluso divertida. La posesión de un diario en el que se reflexiona sobre la propia vida de forma privada no tiene por qué ser negativo. Sin embargo, hemos de explicar a nuestros hijos, especialmente si son pequeños, que no todos los secretos tienen que guardarse. Muchas veces, los abusadores utilizan este recurso para asegurarse de que el niño guardará silencio sobre lo que le está haciendo. Hemos de explicarle que existen secretos malos, poniéndole ejemplos concretos: “si alguien te hace daño o te hace algo que no te gusta (tocarte en zonas que no quieres, obligarte a hacer cosas que te parecen desagradables) y te pide que guardes el secreto, no debes hacerlo. Debes contármelo a mí, porque yo siempre te escucharé y te ayudaré para que eso no ocurra”.

Créele

A veces los niños mienten, y en edades muy tempranas lo hacen a menudo como una forma de juego. Sin embargo, es muy improbable que un niño se invente que están abusando de él o ella. Si tu hijo o hija te cuenta que ha sufrido un abuso, o te cuenta alguna experiencia que podría representar un intento del mismo por parte de un adulto de su entorno, créele. No importa si te parece imposible lo que te está contando, créele. Escúchale atentamente y hazle saber que le crees. Si luego resulta que se demuestra lo contrario, tendrás tiempo de hablar con tu hijo o hija de los motivos por los que te mintió. Pero, en el caso (muy probable) de que te esté contando la verdad, si no le crees no volverá a acudir a ti si la situación se repite. Esto lo único que provoca es que el abusador tenga más poder hacia el niño, y que tu hijo sienta culpa y vergüenza por lo que le está pasando. No permitas esto.

 

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