El dolor, generalmente, es una señal de nuestro sistema nervioso que nos informa de que algo no anda bien.
En este sentido, sentir dolor es adaptativo, pues nos ayuda a responder de forma rápida y a solucionar un problema antes de que tenga consecuencias más graves. Esto es lo que conocemos como “dolor agudo”, que nos ayuda a sobrevivir.
Sin embargo, algunas personas experimentan dolor de forma continuada, con periodos que se pueden alargar semanas, meses o incluso años. Hablamos entonces de “dolor crónico”, que no finaliza cuando cesa la causa que lo originó (o es desconocida), persistiendo en el tiempo y afectando de manera severa a las distintas áreas de vida de la persona.
En ocasiones, se puede identificar el origen del dolor (por ejemplo, puede aparecer tras un golpe o una caída), pero en otras, la persona no sería capaz de decir cuándo comenzó a sentirlo. Vivir con dolor puede llegar a resultar realmente incapacitante, pues la persona experimenta una serie de consecuencias físicas y psicológicas muy desagradables.
Podrías sufrir de dolor crónico si te identificas con algunas de las siguientes afirmaciones:
Resulta fundamental comprender que el dolor crónico es un problema en sí mismo y no una consecuencia derivada de otra enfermedad.
Es vital tener un buen diagnóstico realizado por profesionales de la salud capacitados.
Entre los tratamientos que se incluyen para este tipo de patologías, se encuentra la psicoterapia, como componente esencial y complementario a los que se realizan en las Unidades del Dolor especializadas en los hospitales.