El enfado es una emoción sana y adaptativa, que cumple su función como el resto de nuestras emociones (alegría, tristeza…). Sin embargo, algunas personas se enfadan de manera inapropiada.
Puede que alguien se enfade de manera desproporcionada, perdiendo el control sobre su comportamiento y pudiendo llegar a ser agresivos tanto verbal como físicamente.
También hay personas que no se enfadan de manera desproporcionada pero sí que se enfadan de manera continua, pareciendo estar enfadados durante todo el día. A veces parece que carecen de habilidades para resolver problemas.
Hay otras personas que, sin embargo, ante una situación que les enfada permanecen enfadadas durante mucho tiempo, siendo incapaces de resolver el problema que inició el enfado.
En algunas personas, pueden combinarse varias de estas formas de enfado desadaptativo (ambas formas en una misma situación o de manera alternativa entre situaciones).
Cuando esta situación se repite con demasiada frecuencia, haciendo sufrir a los demás y a nosotros mismos, podríamos estar ante un caso de enfado patológico.
Podrías sufrir de enfado patológico si:
El primer paso para tratar el enfado patológico es ser consciente de que tenemos un problema y querer cambiarlo.
Desde la terapia cognitivo-conductual se entrena al paciente para manejar de una manera diferente las situaciones de enfado, aumentando la conciencia sobre qué dispara nuestra ira y aumentando el control tanto de esas situaciones como de nuestras reacciones hacia ellas.