El Trastorno Específico del Lenguaje (TEL, en adelante) es un trastorno que afecta a la adquisición y al desarrollo de las habilidades lingüísticas y causa un deterioro significativo en la vida social, comunicativa, emocional y escolar del menor.
Supone una alteración en el desarrollo normal del lenguaje expresivo y/o receptivo del niño que no puede explicarse por otros aspectos como la pérdida auditiva, la discapacidad intelectual o una lesión cerebral.
Es un trastorno genético, persistente y que afecta al desarrollo del lenguaje desde su adquisición, prolongándose a lo largo de la edad adulta y con dificultades y déficits que podrían haberse mejorado sustancialmente si se hubiera detectado tempranamente y se hubiera intervenido desde la infancia.
No existe ninguna manera de prevenir este problema, dado que los niños hacen con este tipo de trastorno. Desarrollan un lenguaje limitado tanto desde el punto de vista léxico como también semántico.
De esta manera, el 42% de los niños que a los 24 meses (2 años de edad) no dicen alrededor de 50 palabras que puedan entender sus familiares o realicen frases de al menos dos palabras, tendrán un Trastorno Específico del Lenguaje (Aguado, 2015).
Si hablamos de un niño que ha cumplido los 3 años, si su lenguaje no es similar al de otros niños de su edad, las probabilidades de tener un Trastorno Específico del Lenguaje ya suben al 80%, mientras que a los 4 años ya podemos diagnosticarlo.
Hemos de tener en cuenta que no hablamos de un retraso del lenguaje, sino de un trastorno grave en el desarrollo del niño, por lo que aunque aprenderán, la adquisición del lenguaje será cualitativamente diferente y con mayores dificultades que un niño con un desarrollo normativo.
Aunque las características de los niños con TEL son diversas y varían según cada uno de los niños, lo bien cierto es que se encuentran dificultades en alguno o en todos de los componentes del lenguaje (la fonología, la pragmática, la semántica o la morfosintaxis).
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Es importante evitar el “no te preocupes, ya hablará”, porque como hemos visto, en el 42% de los casos no será así. Es importante detectarlo cuanto antes y empezar a trabajar con los niños a los 2 años, aunque no haya un diagnóstico todavía.
Es importante una intervención temprana, intensiva y continua en el tiempo, haciendo partícipe de todo ello a la familia.
La intervención consistirá en ejercitar los procesos y mecanismos implicados en la capacidad de comprender y expresar el lenguaje.
El TEL es un trastorno que está ganando popularidad entre la comunidad científica y profesional. Aquí tienes algunos datos interesantes sobre el mismo: