El miedo a la separación es el primer miedo que aparece y constituye una herramienta que nos ayuda a sobrevivir hasta que adquirimos cierta independencia. Una vez que ganamos dicha autonomía, que nos permite enfrentarnos a ciertas situaciones y estímulos, nuestro miedo se va concretando en áreas más concretas (oscuridad, animales, etc.). Sin embargo, en algunos niños el miedo a separarse de sus figuras de referencia persiste en el tiempo, siendo desproporcionado en relación a su nivel de desarrollo. Así pues, este miedo deja de tener un sentido útil y adaptativo y se puede convertir en un trastorno de ansiedad. La ansiedad por separación, así pues, podría definirse como el miedo intenso y desproporcionado a separarse de los cuidadores una vez que el niño ha adquirido la suficiente autonomía como para que dicha separación no resulte peligrosa para él.
Podríamos estar ante un trastorno de ansiedad por separación si el niño/a:
Un psicólogo especialista en ansiedad realizará una evaluación para confirmar la presencia de este trastorno y llevará a cabo las técnicas apropiadas para que el trastorno de ansiedad no domine la vida del niño/a. Es fundamental que la familia, junto al profesional, colabore para detectar y tratar tempranamente este trastorno, ya que puede agravarse y asentarse con el tiempo.
El trastorno de ansiedad por separación afecta al 4% de la población infantil y es más frecuente en niñas que en niños. Suele detectarse alrededor de los 9 años y puede producirse a causa de estresores importantes en la vida del niño (muerte de un ser querido cercano, exposición a hechos traumáticos, etc.).